miércoles, 16 de septiembre de 2009

LO REAL MARAVILLOSO EN LA LITERATURA AN­DINA




Por Feliciano Padilla



I. ANTECEDENTES:

Desde los años 20 hasta los 50 se produjo en Europa la llamada “crisis” del pensamiento racionalista. En realidad, se trató de una intensa crítica a la lógica racionalista y al positivismo que llevó el desarrollo industria­l hacia metas insospe­chadas: la deshumanización del hombre, la apari­ción de países capi­talistas hegemónicos y las dos conflagra­ciones mundiales. ­
José Carlos Mariátegui, ante el caos en que se debatía el mundo, aseveró con lucidez, en su ensayo El hombre y el mito: “La experiencia racionalista ha tenido esta paradójica eficacia de conducir a la humanidad a la desconsolada convicción de que la razón no puede darle ningún camino. El racionalismo no ha servido sino para desacreditar a la razón... A la idea razón la han muerto los raciona­listas. La razón ha extirpado del alma de la civilización burguesa los residuos de sus antiguos mitos. El hombre occidental ha colocado, durante algún tiempo, en el retablo de los dioses muertos a la razón y a la conciencia. Pero ni la razón ni la conciencia pueden ser un mito . Ni la razón ni la ciencia pueden satisfacer toda la necesidad de infinito que hay en el hombre”. ¡Qué duda cabía!, el mundo occidental había extraviado la brújula y no tenía cuándo ni cómo salir de este transtorno atroz.
La crisis del racionalismo y positivismo mereció diversas respuestas. Dentro de estas corrien­tes contestatarias, apareció el SURREALISMO como uno de los inten­tos más profun­dos de redefinición de valores acerca de la civili­zación occidental asfixiada por el desarrollo de la tecno­lo­gía, la deshumaniza­ción y la angustia existencial genera­lizada. El surrealismo, lejos de todo nihilis­mo, pre­tendió desen­trañar el sentido último de la realidad, de una realidad más amplia, “supe­rior” hasta enton­ces desdeñada; quie­re desvelar el fun­cionamiento real del pensamiento con ausen­cia de toda vigilan­cia de la razón. Este descubrimiento de la realidad debía pasar por la reinvindicación del subconsciente y del sueño, a los que se debe otorgarse una igual o mayor importancia que a la razón. Jean Paul Sartre decía: “El proceso utilizado por los surrealistas consiste en descender ‘en sí mismo’ a fin de recobrar la esencia de los valores primitivos olvidados o reprimidos por el industrialismo cuyos valores habían naufra­ga­do causando grandes sufrimientos al hombre”.
André Breton es el fundador de este movimiento. Lo acom­pañan Louis Aragon, Soupault, Eluard, Péret, etc. El surrea­lismo durante las décadas posteriores cambió de propósi­tos y espíritu según su acerca­miento o alejamiento respecto del marxismo. No obstante, incluso después de la segunda guerra mundial, se lo consideraba como una seria actitud de ruptura con el racionalismo occidental. Esta actitud de “ruptura” de los surrealistas tuvo una enorme influencia entre los numero­sos escritores latinoame­ricanos que se encontraban en Europa en la década del 40; particularmente, en Miguel Ángel Asturias y Alejo Carpentier, entre otros.


II. LO REAL MARAVILLOSO O REALISMO MÁGICO:


Asturias y Carpentier retornan a América con dos li­bros: “Hombres de maíz” y “El reino de este mundo “ (1949), respectivamente y, fomen­tan un cencepto nove­doso: el realismo mágico. La naturaleza y las constantes de estas dos obras han sido magistralmente expues­tas por el Dr. José Anto­nio Bravo en su libro: “Lo real mara­villoso en la narrativa latinoame­ricana”. No obstante, el pri­mero en conceptuali­zarlo fue Carpen­tier, quien señalaba los siguientes elementos como indispensa­bles para configurar el realismo mágico: 1) La exis­ten­cia de una fe irreflexiva en algo: personajes con poderes ilimitados, mundos maravillosos descomunales, accio­nes inexpli­cables para la ra­zón; fe en Dios o en Dioses negados por el cristianismo. 2) Perso­nas que tienen fe. 3) Personas que tienen fe en al­guien. 4) Al­guien que tiene atributos superiores. 5) Manifes­tación de esos atri­butos ante personas que tienen fe. 6) La manifes­tación de tales atributos debe alterar la realidad, lo cual es el hecho real maravilloso. 7) Tanto los personajes de la obra, los lectores en general y el autor deben tener fe en estos aconte­cimientos... debe otorgárseles una existencia real. 8) La geografía, la historia, los mitos (llamados desdeñosa­mente fetichería o supertición) deben estar impregnados de una atmós­fera mágica, extraordina­ria, remota. El Dr. José Antonio Bravo reordena estos elementos bajo un esquema diferente, aun­que respeta en el fondo la pro­puesta de Carpen­tier.
La realidad maravillosa o realismo mágico, en América latina
· hay personas que hacen diferencias entre uno y otro como producto de una mirada desde afuera respecto de la racionalidad andina, a la que consideran erróneamente como pensamiento mágico-religioso, propio de sociedades arcaicas-, es parte de nuestra realidad objetiva; por tanto, no se trata de dos realidades que sola­mente se oponen, sino de dos aspectos de una sola contradic­ción, que se unen y pugnan en un decurso permanente. Europa y Esta­dos Unidos se asombran sobremanera cuando leen este tipo de narra­tiva, que tanto en su vertiente indígena o criollo-occidental, expresan una realidad desaforada, descomunal, delirante: ¡Absurda para la lógica raciona­lista! Hombres de maíz, El mundo de este reino, Pedro Páramo, Cien años de soledad, El pez de Oro (de Gama­liel Churata), El Rasu Ñiti, etc. y, toda la literatura oral andina colmada de divinidades y hechos colosa­les, revelan esta realidad.

III. EVIDENCIAS DE LO REAL MARAVILLOSO EN AMÉRICA LATINA:

Gabriel García Márquez, en el discurso que pronunció el 8 de diciembre de 1982, al recibir el premio Nobel de Literatu­ra hizo mención a algunos episodios, que aun perteneciendo a la historia, tienen rasgos misteriosos, mágicos. He aquí algunos:
“Once mil mulas carga­das de cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cusco para pagar el rescate de Atawallpa nunca llegaron a su desti­no, ni se sabe hasta ahora dónde pudieron haberse extra­viado. Duran­te la colonia, se vendían en Carta­gena de Indias unas gallinas criadas en tierras de Aluvión, en cuyas mollejas se encontra­ban piedrecitas de oro”.
“El general Gabriel García Morena que gobernó el Ecuador durante dieciséis años como monarca absolu­to, cuando murió fue velado con su uniforme de gala y su coraza de condeco­raciones sentado en su silla presi­dencial”.
“Alvar Núñez Cabeza de Vaca explo­ró duran­te ocho años el Norte de Méjico en busca de la fuente de la eterna juven­tud; en esta expedición sus miembros se devoraron unos a otros y sólo retor­naron a Méjico 5 de 600 que la em­prendieron”.
Ahora, revisemos algunos relatos andinos:
“Manuela, una matrona nuñoe­ña, pro­pietaria de una gran hacienda, cuyo poder traspasaba los límites de su terri­torio y se paseaba triunfante por todas las ofici­nas estata­les, adquirió un lujoso ataúd al cumplir 60 años y tener el presen­timiento de que mori­ría pronto; hizo testa­mento; no murió; pero, su cajón no resistió la acción del tiempo: se apolilló y ­se destruyó. Manue­la, cuando llegó a los 90, tuvo que ente­rrar su ataúd dentro de otro cajón mortuorio lujosísimo, en unos funerales solem­nes que hasta ahora se comentan en Puno. El nieto que viajó desde Are­quipa para reci­bir la heren­cia a la muerte de Manuela, sigue esperando, viejo y achacoso, el momento final de aquella anciana inmortal”. (Relato de F.Padilla).
“Desde hace años, los famosísimos músicos de la banda Los reyes de Oruro de Bolivia (en cantidad de cincuenta) que viajaban al pueblo de Nuñoa, a animar su fiesta patronal durante cinco días, desapare­cieron como por arte de magia al momento de tramon­tar las minas de San Rafael, a 20 kilómetros de su destino. La poli­cía, las autorida­des y los pobladores de Nuñoa, se han cansado de buscar­los desde aquel 08 de diciem­bre de 1949, en que la fiesta se enlutó, por lo que, en ade­lante, cambió de fecha para el 12 de octubre de cada año. Los paqus y yatiris afirman que Anchancho, la divinidad de las minas, los tiene secuestrados en su palacio, y los viajeros aseguran que algu­nas noches de plenilunio, suelen escuchar al pasar por San Ra­fael, hermosas ejecuciones orquestadas de diabladas, tuntunas, morenadas”. (Relato de F. Padilla)
Aquí otra historia:
“Un yatiri aimara, trotamundos como todos los de su raza, cruzaba los Andes Centrales. Llevaba a la espalda un qipi repleto de amuletos, medicinas, objetos varios y un kirkincho (armadillo). En aquello encontró dos ámbares gigantescos y relucien­tes. Se los cargó dentro de su atado a pesar de los consejos del Kirki que le decía: no lleves conti­go esos huevos. En el camino, cuando descansaban, se les presentó el cóndor y les aseguró que esos ámbares eran los testículos del Dios Wallallo Carhuincho o Wala Wala; que aquella divini­dad los había perdido en momentos en que fornicaba con la Diosa Wichuña, esposa de Wamphu—un Dios andino que no encon­tró otra manera de vengarse de su rival--. No te los lleves, le aconsejó el cóndor, pero, el yatiri hizo caso omiso. Wala Wala, que hacía tiempo andaba buscando su hombría se percató del hecho y persiguió al yatiri para matarlo y recuperar sus testículos. Fue una perse­cusión feroz que abarcó un itinerario grande: el Rincón de los Muertos, la ciudad Ombligo del Mundo y una cadena de pueblos hasta llegar al Titikaka. Luego, en momentos que el yatiri iba a ser destruido, los Watapu­richis y el Consejo de Ancianos interce­dieron por el sabio. Wallalo accedió y perdonó al yatiri y, así, recu­peró su virilidad. A peti­ción de los Watapurichis quedóse un tiempo para sembrar su progenie en aquellas tierras. Pero le ganó la lujuria y dio rienda suelta a sus apetitos sexuales desaforados, hasta que final­men­te, todas las Diosas y mujeres copuladas por Wallallo lo atraparon y lo sanciona­ron lanzándolo a un abismo donde permanece”. (Los Dioses: Omar Aramayo).

IV. EL SURREALISMO Y EL REALISMO MARAVILLOSO:

En Europa el surrealismo rebate al psitivismo, a partir de la constatación de un naufragio de todos los valores huma­nos de Occi­dente y de la deshumanización pre y post bélica. Con este propósito bucean en lo más profundo del espíritu : el subconsciente y las zonas oníricas, para re­descu­brir los valo­res primitivos no contami­na­dos con el indus­tria­lismo, a fin de proponer una nueva manera de ver el mundo y de alla­nar un camino que lleve a la humani­dad al encuentro de su verdadero destino. En América Latina, el hombre se opone a la mentalidad colonial y al racionalismo con el realismo mágico tan natural­mente ligado al pensamiento y a la vida de las poblaciones indígenas y criollas. Para los peruanos, en particular, el realismo maravilloso constituye el principal mecanismo de resis­tencia contra el avasallamiento cultural. Así, Occiden­te es comba­ti­do por dentro (Europa) y por fuera (Amé­rica Lati­na). Este es el proceso por el que va aparecien­do una literatura latino­americana propia que valoriza todo aquello que Occiden­te pretendía destruir, aunque para hacerlo, desgraciadamente, tenga que valerse de una lengua occiden­tal.
Numerosos críticos aseveran que el realismo mágico es fru­to del surrealismo francés... que surgió al calor de su influen­cia. Hay evidencias para creer esto desde una perspec­tiva por fuera. Sin embargo, si partimos por consi­derar las características de nuestras ciudades mestizas (mez­cla de blancos, criollos, indios, negros, asiáticos, etc.) y, más aún, del mundo andino, coincidiremos en afirmar que el realis­mo mágico es americano por antonomasia. ¿Qué significado tendría, por ejemplo, para un europeo o norte­america­no, las caracte­rísticas de la racionalidad andina y del mundo donde habitamos? Veamos:
1. El mundo andino es animado: Para nosotros tienen vida los cerros, ríos, lagos, plantas, animales y hombres.
2.- Todo lo que nos rodea, incluyendo los Dioses, tienen carác­ter de inmanencia. No hay nada sobrenatural.
3. El mundo es panteísta: Todo cuanto rodea al hombre es sagrado: Los cerros, los ríos, la tierra, los lagos, etc.
4. Es diverso: Hay diversidad étnica; también, diversi­dad ecoló­gica en dirección vertical.
5. Es agrocéntrico: Todo gira al rededor de la actividad agropecua­ria. La chacra es el escenario de la recreación cultu­ral y económico-social.
6. Nuestra religiosidad no es “opio de los pueblos”, es parte de su tecnología simbólica, en tanto está vinculada a la producción y al desarrollo (Van Kessell).
7. Es panculturalista. Todos son cultos. El hombre cría o cuida la tierra, los ríos, las plantas, los cerros; pero, éstos también cuidan del hombre.
8. El mundo andino está regido por 3 valores: El valor traba­jo, el valor saber y el valor reciprocidad.
9. El tiempo es circular, configurado por el eterno retor­no: vuelve el ciclo del barbecho, el ciclo de los sem­bríos, del aporque, vuelve el ciclo de las cosechas, de las migracio­nes, volverá Pacha­cútec, retornará Incarry, esperamos que un día vuelva nuestro Dios Wirakocha.
10 El espacio es sagra­do y verti­cal.
11. El concepto de desarrollo es diferente. No es la acumula­ción y la plusvalía lo que prima, sino, la seguridad y el bienestar de la comunidad. Los andinos tenemos un proyecto nacional propio, diferente al proyecto crio­llo que ahora se encuentra agotado.
Afirmamos que estas características del mundo andino sobreviven articulados con los elementos culturales de Occi­dente. El futu­ro, para nosotros, consiste en tomar nuestra matriz cultu­ral sin desde­ñar para nada todo aquello que vi­niendo de Occi­dente pueda servir a nuestro desarrollo económi­co, social y cultural. Es probable que algunas personas cali­fi­quen estos rasgos como propios de un pensa­miento pre-lógi­co o mágico-religioso; quizá consideren que es un dislate. Tal opinión es respetable, pero, no cambiará la naturaleza y esen­cia de nuestro mundo, por ahora.
Conocidas estas características será fácil aceptar que el mundo andino pertenece al realismo maravilloso y que éste no es fruto del surrealismo. El realismo maravilloso es consustancial a nuestra concepción del mundo, a nuestra forma de vivir, a nuestro modo de hacer la historia. No vino de Europa. Lo real maravilloso no es una transposición del surrealismo a la América como se sostiene. El su­rrealismo, más bien, nos ayudó a cono­cer­nos, a descubrir­nos. Éste es su mérito indiscutible. Ésta es la deuda que le tenemos anotada en nuestra libreta de cuentas culturales.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Asturias Miguel Ángel “Hombres de Maíz”, Edit. Losada, Buenos Aires, 1975.
2. Bravo J. Antonio “Lo real maravilloso en la narrativa latinoamerica­na actual”, Edit. Unidas S.A., Lima, 1978.
3. Gertel Zunilda “La novela hispanoamericana contemporá­nea”, Edit. Columba ,Buenos Aires, 1990.
4. García Márquez “La novela en América Latina”, Edit. Carlos Milla Batres, Lima, 1967.
5. Omar Aramayo “Los Dioses”, Editorial Arte y Comuni­cación, Lima, 1992.
6. José Carlos mariátegui “El alma matinal”, décima edición, Empresa Editora Amauta, reedición, Lima, 1989.
7. Padilla Chalco, Feliciano En “Análisis e interpretación de textos literarios”, Editorial Titikaka, Puno 1999.

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